15 de mayo de 2014

RAJOY Y EL PP: “ Mayoría absoluta en el laberinto”.- Antonio Marsa.(Mi hermano Antonio)



En los años de 1993 a 1996, viviendo yo fuera de España, creía percibir que  la estrella política de  Felipe González, líder del PSOE, lejos de aquel eslogan electoral “cien años de honradez”, palidecía a favor de su adversario José María Aznar, presidente del Partido Popular. Éste, en las elecciones legislativas de 1996  obtuvo mayoría relativa y gobernó  en pacto de legislatura con catalanes (CIU), vascos (PNV) y canarios (C.C.). Cuatro años después, año 2000, en nuevas elecciones generales, obtuvo la mayoría absoluta, en su segundo y último gobierno. Aznar  apoyó a los EE. UU, ostentosamente, en  su  guerra contra el Irak de Sadam Hussein y, más comprensiblemente, en  la  guerra de Afganistán contra los talibanes, tras el ataque yijadista de Ben Laden a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre 2001.

Por otra parte recuerdo hechos definitivos y coyunturales de su gobierno como el abandono de la  peseta española por el euro - moneda oficial de U.E. -  la  obtención de  la presidencia rotatoria de la Unión europea, el incidente del islote Perejil con el reino de Marruecos…Y también cierto éxito  en la política económica del país. Los terribles atentados yihadistas de Al Qaeda a los Estados Unidos en ese septiembre negro  conmocionó por añadidura a Occidente y al mundo entero.

 ¿Qué era de Rajoy en esa etapa de remonte del Partido Popular de Aznar que refundó Manuel Fraga?

Sin profunda conexión  con el anterior régimen franquista, por generación y familia, Mariano Rajoy se adhiere al partido popular y sube   por todos los escalones de la administración local pontevedresa y del propio partido regional gallego, avalado por su prestigioso curriculum y acción personal que le lleva al plano nacional al frente de diversos ministerios. En 2002 es nombrado vicesecretario general del Partido Popular, portavoz del gobierno, ministro de la presidencia. Año después en 2003 Aznar lo propone para secretario general del PP - decidido aquél a no continuar en el gobierno – y como futuro candidato a la presidencia en el XIV congreso del Partido, con grandes posibilidades de victoria electoral, en ese momento. Parece un hombre templado, con cierto humor, sentido deportivo y decisiones meditadas.

Pero ocurre el atentado terrorista, ahora contra España, del 11 de marzo de 2004 en los trenes de cercanía de Madrid- Atocha, el más grave de la historia de España y de Europa. El Partido Popular gobernante achaca a ETA su autoría si bien horas después va imponiéndose  la tesis de la autoría terrorista de la yihad islámica y la frase de Rubalcaba, portavoz del PSOE deviene demoledora como postura de la oposición: “Los españoles merecen un gobierno que no les mienta”. El 14 de Marzo, convocadas ya las elecciones generales se produjo un vuelco en el electorado que dio la victoria al PSOE presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, que gobernará en dos legislaturas 2004- 2008 y  la segunda que no se completará y terminará en 2011. Rajoy será el líder de la oposición.

En su primera fase de gobierno Rodríguez Zapatero pone en litigio la Transición política de 1977,  sacando a la luz su  ley de la “memoria histórica” y un cierto tufillo laicista y otros gestos poco reflexivos muy  distintos a las que tuvo su predecesor  y líder, Felipe González, más atento a ganar el presente y  el futuro que el pasado. 2oo8 es el año que se presenta la crisis general que  Zapatero y su gobierno no perciben en toda su dimensión o al  menos la infravaloran con respecto a España.

Rajoy, líder de la principal oposición (“de Su Majestad”, como dicen los políticos  ingleses), critica el programa de acción  del gobierno de Zapatero: plan hidrológico nacional, la LOCE escolar, la política de inmigración, la adopción de parejas de hecho, el matrimonio de gays y lesbianas, el régimen de estatuto  de Cataluña, el proceso de paz con ETA, del y de la que que no se fía el PP. Recurre al Tribunal Constitucional que se ve desbordado.  La política de Zapatero produce consternación en los medios de la Derecha española;  la posibilidad de un referéndum nacional para un ”si“ o un “no” a un profundo cambio de sociedad de hechos concretos”, nadie del sistema político lo reclama (referéndum que contempla la Constitución de 1978, vigente (artº 92, título III, cap. II).

 La reforma profunda  de Zapatero, más allá de la inocente apertura de “espacio de libertad” -  lejos de todo pacto por razones ideológicas -   recibirá duras críticas de la oposición, de la jerarquía católica y de medios de comunicación social. Ello  agrietará la convivencia política  al par que acentuará también  la crítica de relevantes personalidades del partido al propio Rajoy, tildándole de  irresoluto y permanente perdedor en la oposición. La figura de Alejo Vidal – Cuadra es uno de los más polémicos personajes del PP, en ese momento,  que pide la posible remoción de Rajoy por vías democráticas internas. Otras figuras relevantes del PP muestran su descontento con su política:   Zaplana, Acebes, Ortega Lara, María San Gil, etc. pero finalmente Rajoy logrará contrarrestar la disidencia y aunar al partido  en el Congreso de Valencia, de junio 2008, siendo reelegido presidente del Partido con 84% de votos, con el apoyo de la Comunidad valenciana presidida por Francisco Camps, lejos todavía éste de la quema del caso Gurtel.

Mientras, la segunda legislatura inacabada de Zapatero - 2008 a 2011- agotaba  sus posibilidades de gobierno en el país  ante el cuadro problemático que se le presenta. El 15 de marzo de 2011 cobra expresión el malestar de grandes capas de población: es la Spanish Revolution, “los indignados”, manifestaciones en 58 ciudades españolas ante la gravedad de la crisis económica y social. Los regímenes del norte de África han tenido también  su propio remolino social, de gran repercusión política e internacional.

Zapatero convoca elecciones generales y su vicepresidente Rubalcaba sería el cabeza de cartel del PSOE para las elecciones convocadas en fecha llamativa  del 20 de Noviembre de 2011. Y se produce la gran derrota socialista expresada por  las  urnas obteniendo una  mayoría absoluta el Partido Popular  que preside Rajoy. En Andalucía gana el PP, (Javier Arenas, tras tercer intento), sin mayoría absoluta, por lo que el presidente socialista Griñán  seguirá gobernando gracias al pacto de gobierno PSOE e Izquierda Unida. En Galicia el PP de Feijóo gobierna con mayoría absoluta; la comunidad de Madrid  igualmente es del PP (La alcaldesa Esperanza Aguirre dimite posteriormente por razones personales); en Extremadura gana el PP que gobernará  en pacto con Izquierda Unida, mal que le pesara a su dirigente nacional Cayo Lara. Los electores catalanes se deshacen del tripartito de izquierda y dan la mayoría a la conservadora Convergencia y Unión, de Artur Mas, (bajo la sombra del honorífico Pujol) que se va apoyar en Esquerra Republicana para gobernar. La Diada catalana de septiembre es un aviso de lo que vendría posteriormente. En el país vasco pierde el PSOE y el PP, y vuelve a gobernar el PNV de Urkullu, siendo Bildu del entramado separatista la 2ª fuerza (21escaños!) Total: Un gobierno centro-derecha con mayoría absoluta iba va a poder gobernar en la Nación y aplicar su programa electoral, tras aquellas elecciones de Noviembre.

El gozo en un pozo. Es una ilusión óptica: a final de diciembre el gobierno Rajoy informa del déficit público, la herencia recibida del gobierno de Zapatero y las medidas urgentes y drásticas  que tiene que tomar impelidas por la realidad económica-social y la exigencia de los poderes fácticos del crédito internacional, el euro-grupo, la troica europea (U.E), Fondo monetario Internacional, etc. Todo suena a bancarrota: Los españoles escuchan a sus responsables económicos debatir sobre frases que están en los medios de información y citadas en frases tales: ”crisis bancaria y financiera mundial  y en España, en particular.  “España está a punto de rescate”, “la prima de riesgo se dispara”,  un  contestado “decreto de reforma laboral”, se asfixia el Estado con grave y enorme deuda pública”( La deuda pública española es de 92´2 del  producto interior bruto PIB), protestas sociales “ huelgas generales”, (dos huelgas generales en menos de un año).  

 A principio de 2013, la encuesta de población activa (EPA, 24 de enero) hizo saber que España cerró el año 2012 con 5, 965.000 personas desempleadas. Cáritas  afirmaba que había 3 millones de españoles con pobreza, abundando los desahucios en condiciones irritantes con el tema de las hipotecas. España era el país con  mayor déficit de todos los países miembros de la U.E.  

Grandes rotativos, El País y El Mundo principalmente, sacan a relucir supuestas financiaciones ilegales de los partidos políticos principales,  el escándalo del caso Bárcenas, ex - gerente del Partido Popular, era demoledor para la imagen del Partido de Gobierno, como los ERES para el PSOE en la Junta de Andalucía. La palabra corrupción está en boca de la sociedad entera, entre dolida y anestesiada, pese a la crisis o multi-crisis que le  amenaza. Junto a la crisis económica y la crisis social  se percibe una crisis política que afecta al entramado político e institucional, igualmente recogido en los medios de comunicación y en las redes sociales. En el ámbito internacional la imagen de España ha decaído gravemente y hay indicios de falta de respeto (Gibraltar, países de nuestra comunidad hispanoamericana, etc.) El Tribunal de Estrasburgo anula la doctrina Parot, por cuestión legal, pero que deja en libertad a terroristas y asesinos.

El sondeo de El Mundo  anuncia que el PP perdería la mayoría absoluta que poseía en ese momento. Junto a esas crisis hay especialmente una,  de fondo,  que el relativismo que impera no capta en su profundidad: la crisis moral, la falta de ética política y ejemplaridad en la  geométrica pirámide social que - viniendo de lejos -  se ha acentuado y que toca a los diferentes estamentos de la sociedad, que con regia humildad el Rey reconocía y reflejaba en oficial discurso.

En la vida interior española hay desmoralización ante los casos frecuentes de corrupción política que  afecta  a instituciones políticas,  partidos e instituciones de representación o de gestión. Algunos casos muy llamativos: como el caso Urdangarín, que tanto daño ha hecho  a la Corona.

La “indisoluble unidad de la nación española” no sólo se discute sino que se actúa en sentido contrario, erosionando el pacto constitucional que inspira y conduce nuestra convivencia cívica en el marco europeo -  que no pasa por su mejor momento. Este concreto tema que tanto daño hizo  a la II República española  vuelve por sus fueros.  Se creía  que  con el pacto constitucional de 1978 y la España de las Autonomías se zanjaba el tema de la unidad nacional, hoy de nuevo a prueba. Es un hecho que los grandes partidos nacionales no han sabido conjurar los grandes peligros para el país y por ello surgen  opciones democráticas – por fortuna, creo -  tardías y débiles en el arco castellano y catalán, que en todo caso servirán de conciencia crítica de una comunidad hastiada y decepcionada, que obligará a un cambio radical en el funcionamiento de la Democracia: “Ser o no ser, esa es la cuestión”.

 Quizá, una vez más, el pueblo español perdonará, o castigará, en los próximos comicios a los partidos más responsables de la situación histórica actual. Es deseable que   en las inmediatas elecciones europeas del 25 de mayo de 2014 el electorado sea elemento inspirador en las urnas. Otra vez nos afrentamos al futuro. Las elecciones municipales y generales se aproximan.

 El desencanto por Europa en esta España, tan entregada al ideal europeísta que abrazamos en nuestra juventud,  tiene desgraciadamente su fundamento.

Soplan aires frescos – dicen los técnicos y augures -  en el ámbito económico, en este mayo caluroso. Sea lo que sea, es de esperar un profundo talante político y una  enérgica reacción en positivo de las clases dirigentes, en general y  de “Aquéllos que tienen a su cargo el cuidado de la Comunidad”. 

Antonio Marsa

desdemiatalaya35@gmail.com

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