Es lo que voy a hacer hoy. Luego las congelaré y a comerlas cuando nos apetezca.
Para
conservar en la nevera hasta cocinar: Extender en un plato o fuente con sal y
pimienta.
Poner las
manitas en agua con laurel hirviendo a fuego medio durante unos diez minutos.
Tirar esa agua.
Poner en
una olla una cebolla partida en trozos, una zanahoria partida, dos dientes de
ajo laminados, laurel, pimienta, clavo y sal.
Se meten
las manitas, se cubre de agua y se deja hervir durante unas tres o cuatro horas
a fuego medio-lento reponiendo el agua que se vaya gastando.
Cuando
estén se sacan, se escurren y se dejan enfriar para sacarles el hueso que
queramos. SE RESERVA EL CALDO DE HABERLAS COCINADO.
Primera Opción:
En una
sartén se sofríen la cebolla, dos dientes de ajo cortados en cuadritos. Cuando
esté pochado se añade dos tomates pasados por la batidora. Cuando esté la
salsa, la salsa se oscurece y se evapora el líquido del tomate, unos diez
minutos, ya está.
Se añade el
pimentón. Se echa el coñac y cuando evapora, unos cinco o diez minutos se echan
las manitas y se añade unas cucharadas del caldo reservado. Se añaden tres o
cuatro pimientillos de pimienta cayena.
Se tienen
las manitas unos veinte minutos moviendo de vez en cuando porque la salsa
tiende a pegarse. Cuando esté la salsa trabada se sirve.
Segunda Opción:
Se fríe una
rebanada de pan, las almendras y los otros dos ajos. Cuando esté todo se
tritura.
En una olla
o sartén de culo gordo echar las manitas, el majao y un poco de caldo y poner a
fuego medio. Posteriormente añadir vino blanco, pimiento seco y tres
pimientillos de cayena cortados.
Cocer muy
lentamente unos quince, veinte minutos y cuidar que no se pegue pues esta salsa
tiende a hacerlo.
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