Entre
los papeles de Tin Win se halla una carta: unas pocas frases que apuntan a su
nacimiento y su vida en Birmania. Cuatro años después de su misteriosa
desaparición, su hija la encuentra y decide abandonar su Nueva York natal para
iniciar una búsqueda que le llevará a recorrer los exóticos paisaje birmanos,
la tierra de sus antepasados y el pueblo en el que tuvo lugar la entrañable
historia de su padre.
Así,
la joven descubre que Tin Win, aún niño, fue abandonado por su madre y poco
después se quedó ciego. Solo su afán de supervivencia podía ayudar a entender
el sorprendente desarrollo de su sensibilidad y, sobre todo,, de su oído; era
capaz de escuchar el latir de los corazones e intuir las emociones que los
movían. Su amor por la vida se unía a su devoción por Mi Mi, una bella joven
que no podía caminar. Ambos jóvenes formaron una pareja inolvidable, una pareja
cuyo amor debería superar todo tipo de obstáculos y la difícil prueba de la
separación.
Sobre
el telón de fondo de una Birmania apenas conocida, con las luces de una
naturaleza exuberante y las ricas tradiciones de sus pueblos milenarios, junto
a las sombras de la pobreza y la tiranía, esta novela ofrece la más insólita de
las relaciones, a la vez que la más conmovedora: la de dos seres unidos por la
necesidad, que se transmuta en el más fervoroso de los amores.
Una historia de amor que conduce a una
Birmania mágica.
·
Crees
en el amor ? . No me refiero a aquel sentimiento que nos vuelve más pobres, no
más ricos, porque queremos poseer lo que no podemos poseer, queremos retener lo
que no podemos retener. Hablo del amor que devuelve la vista a los ciegos.
Hablo del triunfo del ser humano sobre el egoísmo y la muerte.
·
Un día
de descuido puede tener más peso que cientos de días de corrección.
·
Hay
heridas que el tiempo no logra curar, pero sí reducir de tal modo que pueda
vivirse con ellas.
·
Hace
años perdí la visión pero eso no significa que sea ciego. Veo diferente, eso es
todo. Lo esencial es invisible a los ojos. Creemos que somos capaces de ver
cuanto nos rodea, pero se trata solo de la superficie. Deberíamos aprender a
percibir la esencia de las cosas, su sustancia. Quien confía demasiado en sus
ojos descuida el resto de sus sentidos.
·
Para
quien no puede caminar, quien depende de la ayuda de los demás, la espera es
parte de su vida.
·
La
imaginación no tiene más fronteras que las que uno mismo le impone.
·
La
muerte pertenece a la vida del mismo modo que el nacimiento, que nadie puede
librarse de ella y que no tiene sentido resistirse. Cuanto antes nos resignemos
a aceptarla como parte de la vida y dejáramos de tenerle miedo, mejor.
·
No
todo lo que es cierto puede explicarse, ni todo lo que puede explicarse es
cierto.
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