Aunque
parezca un oxímoron, esa figura retórica que consiste en juntar dos palabras
aparentemente contradictorias, lo cierto es que a lo largo de los siglos han
existido y siguen existiendo hoy, muertes realmente apacibles, como existen
también muertes sinceramente deseadas, simplemente resignadas o, incluso,
ocasionalmente cómicas. Este libro trata sobre todo de las primeras, las
apacibles, las que fueron afrontadas con sosiego y serenidad por sus
protagonistas y de las que, por ello, conservamos relatos de sus contemporáneos
transmitiéndonos su singularidad. Reproduce, por tanto, relatos de muertes
serenas que se han dado a lo largo de la historia, desde la antigüedad
socrática hasta la autocomplaciente actualidad, y a lo ancho también de casi
todas las grandes culturas que compiten en el mercado ideológico mundial, porque este
hecho, inevitable e irreversible, iguala a todos los seres humanos que han
sido, son y serán.
Javier López Facal es doctor en
Filología griega por la Universidad Complutense de Madrid y profesor de
investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Había alcanzado esa edad en que, tanto seguir viviendo,
como dejar de hacerlo nos va bien, si así lo queremos, y su existencia era ya,
sin duda, suficiente en cuanto a felicidad.
Fue abriéndose paso la interpretación moderna de la
naturaleza sobre la que se iría levantando el edificio de la ciencia
contemporánea. Este proceso se basó en otro paralelo de “secularización”.
Existen evidencias de que el hecho religioso ha perdido ya la centralidad y,
sobre todo, ha perdido el monopolio de la explicación del mundo, de la vida y
de la muerte, porque la secularización no es más que una manifestación de un proceso
más general, el de la explicación racional de los hechos, frente a la magia, el
mito o la fe en una verdad revelada.
Si
uno se propone como metas de la vida humana el conocimiento, la libertad y la
felicidad, es difícil que acepte tiranías, colonialismo o absolutismos, que
podían soportarse solo si este mundo no era más que una especie de curso
preparatorio de lo realmente bueno que vendría después de la muerte.
Afirma Bernard le Bovier: “No os toméis la vida demasiado
en serio; de todas formas, no saldréis
vivos de ésta
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