5 de mayo de 2015

036.- A LA SOMBRA DEL GRANADO. Tariq Ali.



Novela apasionante y estremecedora, A LA SOMBRA DEL GRANADO es la incomparable crónica de un desgarramiento: el de los musulmanes que permanecieron en sus tierras tras la culminación de la  Reconquista en 1492 y a los cuales el decreto de conversión promulgado diez años más tarde llevó a la diáspora, al ocultamiento o a una frustrante decisión.

            A través de los avatares de una familia morisca del reino de Granada, TARIQ ALI pinta un fresco inolvidable de esos días decisivos en que, con un telón de fondo presidido por la ominosa figura del cardenal Cisneros, las hogueras inquisitoriales, espías, intrigas y escaramuzas, declina lentamente la luz de una civilización espléndida, y una convivencia secular de culturas y religiones se ve abocada a una inexorable extinción.



 Las enfermedades de la mente no se pueden curar como las del cuerpo. Ya ves, ¡cuando el alma se quebranta, el gallo no canta!. 


Un hombre que se está ahogando no debería preocuparse por la lluvia. 


Los tontos consideran que el perdón es una equivocación. 


Aquel que habla de lo que él mismo es, y no de lo que eran su abuelo o su padre, puede considerarse verdaderamente noble y valiente. 


Confía en Dios, pero primero amarra a tu camello. 


En épocas de primitivismo, uno debe aprender el arte de comportarse como un ser primitivo. 


A veces es preferible ignorar algunas cosas.



El éxito de la Iglesia católica obedecía al hecho de que nunca había intentado endulzar el sabor de su amarga medicina: “Naciste cubierto de excrementos y vivirás entre ellos, pero podremos perdonarte por ser tan impuro, vil y repulsivo si te arrodillas y rezas suplicando el perdón todos los días. Deberás soportar tu penosa y patética existencia con ejemplar humildad. La vida es y será un tormento. Lo único que puedes haces es salvar tu alma, y si lo haces y ocultas tu descontento, se te concederá la redención. De ese modo conseguirás que tu vida en la Tierra sea apenas algo menos inmundo que el día en que naciste. Solo los condenados buscan la felicidad en el mundo

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