Y entre uno y otro desplazamiento a Velilla,....la tormenta. De pronto, era el día 2. Magu tenía una cita, yo, el funeral de Manuel Lafuente. Parecía imposible que pudiésemos ir. Se encapotó el cielo, empezó a arder, se abrieron las compuertas de la mayor inclusa conocida y el cielo comenzó a vomitar agua y granizos....Increible.
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