23 de septiembre de 2014

021.- EL AROMA DE BITINIA.- J. García-Torres Entrala



EL AROMA DE BITINIA.
Jaime García- Torres Entrala.

República de Roma, año 63 a.C. Marco Horacio, miembro de una de las familias más influyentes de Roma, acaricia la posibilidad de presentarse como candidato a edil en los próximos comicios, mientras sus días transcurren plácidamente en su mansión del Palatino, rodeado de su familia, instruyendo a su hijo y honrando a sus antepasados. Pero el sorprendente asesinato de una joven durante la celebración de la fiesta de la Lupercalia, y otras muertes posteriores ocurridas en extrañas circunstancias, lo obligan a iniciar una investigación, convencido de que las mismas no obedecen a una mera sucesión de fatales coincidencias.

Esa búsqueda, en la que contará con la ayuda del cónsul Cicerón y de su fiel esclavo Dionisio, se convierte en una suerte de obsesión que le llevará no solo a un desenlace inesperado, sino a enfrentarle a las certezas y principios sobre los que se asienta su apacible existencia.

Las carreras de cuadrigas, las campañas de Asia, los baños romanos, el arte de la oratoria y las costumbres de una República que, lentamente, se encamina hacia la decadencia, son parte del escenario de una novela que transporta al lector, en un viaje apasionante, a las entrañas de la Antigua Roma, haciéndole partícipe de una aventura en la que nada es lo que parece, y en la que las más nobles aspiraciones conviven con los más oscuros sentimientos del ser humano.

Todos erramos, pero solo los necios perseveran en el error.

Julio Cesar, el marido de todas las mujeres y la mujer de todos los maridos de Roma.

La verdadera manumisión llega el día de la muerte, cuando el alma se libera del cuerpo que la encarcela y se hace por fin libre.

Los primeros acontecimientos no siempre son la causa de los sucesos posteriores. A veces, son solo la excusa. Si el primer acontecimiento es la causa, bastará con tirar del hilo para deshacer el nudo argumental: pero, si el hecho inicial es la excusa, habrá que buscar en otro sitio el cabo suelto que permita desenredar la trama.

Te sobra capacidad pero te falta ambición. Y no me refiero a la ambición insana y dañina, sino a otra bien distinta; a la ambición virtuosa, a la que hace grande al hombre.

La libertad no la da el hombre, sino el destino.

De nada sirve ser un charlatán, pues, si no dices nada de interés, corres el riesgo de que nadie te escuche.

Una novela muy recomendable. Instructiva, divertida e interesante.
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