Exiliado en Inglaterra
desde 1938, Arturo Barea se dedicó plenamente a la literatura y al periodismo y
fue en “la paz del country” donde terminó la que sería su obra magna, La forja de un rebelde, una trilogía que
figura entre las obras maestras de la literatura universal. La primera parte, La forja, apareció el 12 de Junio de
1941. En ella, Barea narra su infancia y primera Juventus en el Madrid de
principios de siglo.
“¡Quieto
gorrión! ¿De dónde han salido los granos de trigo? Mira las hormigas en hilera,
andando de espaldas, tirando cada una de un grano. Y a ti, gorrión, ¿no te da
vergüenza comerte el grano de trigo que llevan con tanto trabajo y tal ver
comerte la hormiga que se quedará pegada al grano, agarrada con sus dientes
negros y secos? (….). ¿Es esto la vida? ¿Quitarse la comida unos a otros?
¿Comerse unos a otros?”
·
Si yo tuviera que vender periódicos, me
daría vergüenza, pero como no soy yo quien los vende, esto me divierte.
·
Al infierno va toda la gente de buen
humor y al cielo todas las beatas aburridas que no saben salir de las faldas de
los curas y los sacristanes.
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Para ordeñar a las vacas hay que
apretarles las ubres.
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Yo creo que esto de aprender o no, es
como nacer jorobado, que no tiene remedio.
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Los únicos buenos son los que tienen
dinero y todos los demás son malos. Cuando protestan les dicen que tengan
paciencia, que ganarán el cielo y que no importa nada lo malo que se pasa en
esta vida. Quiero saber, saber mucho más, porque es la única posibilidad de
llegar a ser rico y cuando se es rico, se tiene de todo, hasta el cielo.
Pagando, los curas dicen misas y dan millones y millones de indulgencias.
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La familia y los trastos viejos, lejos.
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A veces, los hombres que hablan hacia
adentro. Las palabras no salen de la boca, suenan dentro. Hablan para ellos,
para ellos solos, pero no hablan de ellos.
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Entonces, no tiene uno que preocuparse
que los chicos lleguen a ser más que uno. Más que lo que es uno, sí. Pero no
distintos a como uno es.
·
Los hijos estamos aquí porque ellos nos
han traído, por gusto suyo. Y deben aguantarse con lo que ha sido su gusto.
Tener hijos es un placer que se paga bien caro.
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