23 de marzo de 2017

063.- CUATRO DÍAS DE ENERO. Jordi Sierra.


            El 22 de Enero de 1.939 el Gobierno de la República abandona Barcelona dejándola a su suerte y a merced de Franco y sus tropas. Durante cuatro días, en medio de una huida hacia el exilio por parte de los vencidos, la ciudad se convierte en un caos fantasmal bajo el peso de la derrota, el hambre y el miedo. En este marco el inspector Miquel Mascarell, que no puede huir a causa de que su esposa está enferma, se enfrenta al último caso de su carrera, el de la hija de una prostituta, una adolescente violentamente asesinada. En estos cuatro días, a pie por la ciudad desesperada, buscará a un asesino y descubrirá que los viejos fascistas escondidos están regresando a sus casas y a sus vidas, dispuestos para la venganza.
          Con un documentado trasfondo histórico que recrea fielmente la realidad de ese momento. Cuatro días de Enero es la novela de una resistencia al límite y la voluntad de supervivencia de todo ser humano ante la adversidad.
·       La muerta debía de ser una maniática de la limpieza, algo característico en muchas prostitutas y exprostitutas. La necesidad de quitarse las huellas del pasado imponía unas reglas propias.
·       La gente hervía lo que podía, cuanto pudiera darle un sabor. Usaban hasta la arena de la playa, hasta que los dolores de estómago y las diarreas acabaron con ello.
·       Pensaba que la culpa era un invento religioso, para controlar a los humanos, para someterlos y confundirles con el miedo. Las religiones impedían la felicidad porque incluso para vivir había que pedir perdón y llorar.
·       Sé que peleo por lo que es justo, por la democracia. Pero el enemigo no creo que sean muchos de los desgraciados que tenemos delante. El enemigo son aquellos que hablan de la patria y el honor con la boca llena, pero de su patria y según su honor. Una patria excluyente en la que no cabemos todos, solo los que ellos quieren. Y son también los que utilizan a Dios, si es que existe, porque si alguien lucha por él como lo hacen ellos y lo consiente es que ese Dios es una mierda.
·        La derecha es única, monolítica, implacable. La izquierda es múltiple, está fragmentada. El fascismo es una lepra, la izquierda sólo socializa al pueblo. El pueblo no es más que eso: gente. Y la gente de a pie es prescindible. Ustedes siempre sobreviven.
·       Uno de los problemas de hoy es que los necios y los fanáticos están siempre seguros de sí mismos, mientras que los sabios están llenos de dudas.

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