26 de marzo de 2017

065.- LA RUTA. Arturo Barea.



Después del gran éxito de LA FORJA, primera parte de la trilogía LA FORJA DE UN REBELDE, Faber&Faber continuó con la edición de la autobiografía novelada de Arturo Barea, escritor, periodista y republicano, exiliado en Reino Unido desde 1938. Así, el 9 de Julio de 1943, llegó a las librerías inglesas la segunda parte, titulada LA RUTA, en la que Barea cuenta sus primeros escarceos literarios y, sobre todo, sus experiencias en la guerra de Marruecos.

“El ciego estalló en una carcajada aguda y convulsiva…Después  extendió en círculo el brazo, como si quisiera abarcar el horizonte, y gritó: ¿Un camino llano? Yo siempre he caminado por la vereda. ¡Siempre, siempre!. No quiero que mis babuchas se escurran en sangre y este camino está lleno de sangre todo él. Lo veo. Y se volverá a llenar de sangre, ¡Otra vez y otra y cien veces más!”

·        En el ejército le colocan a uno frente a las dificultades. Si se fracasa, le castigan a uno; si se triunfa, se ha cumplido con el deber.

·        El español tiene una adaptabilidad peculiar. Puede adaptar todas las características del mundo que le rodea y sin embargo mantener su personalidad intacta. La consecuencia es que a la larga absorbe el pueblo que ha invadido.

La conquista militar de América es una vergüenza para España, pero su colonización es su gloria. Todas las gentes miserables que fueron allí y echaron raíces mezclándose con los indios, fueron los verdaderos conquistadores de América. No fueron las colonias españolas las que se rebelaron contra España sino los españoles de América los que se rebelaron contra su viejo país. Cada revolución americana ha tenido un español a su cabeza.

·        No hay más que una forma de tratar a los moros si quieres que te respeten, y es a palo limpio. El mejor jefe es para ellos el que pega más fuerte.

·        “Sea lo que Dios quiera”, no es una resignación cristiana, sino una blasfemia subconsciente. Este español “sea lo que Dios quiera” no significa esperanza en Dios, sino el fin de toda esperanza, la expectación de lo peor.

·        Todos los papás que soltaron los cuartos para que sus hijos no fueran a África, se encuentran que ahora se los están llevando y que encima han tenido que pagar el equipo. Naturalmente, se sientes estafados. Si fuera únicamente la gente pobre la que saliera perdiendo tendría razón, pero ahora a los otros les duele en el peor sitio.

·        La vida no consiste en ganar o no ganar dinero; pero hay que ganar dinero para poder vivir.

·        Hasta el más insignificante pececillo de estanque, con un anzuelo en la boca, se retuerce y brinca, salta sobre el agua o se hunde en lo profundo, tirando siempre, tirando sin tregua, a costa de un dolor enloquecedor, sólo por ser libre.

·        La insignia del grado militar se lleva bordada en la bocamanga, pero el distintivo del talento se lleva en otra parte. Lo primero es visible e impone respeto por obligación, lo segundo es invisible y se respeta únicamente por convicción.

·        Si la propia mujer de uno no se diferencia de las demás mujeres, más que por el color del pelo, el perfil de la cara o las líneas del cuerpo, se convierte irremisiblemente en una más de las muchas mujeres que le atraen a cada hombre, con la desventaja de ser la única que se tiene a mano de día y de noche, sus atractivos sometidos a una comparación constante y a un desgaste por su uso sin cariño.

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