Estuvimos viendo la nueva versión de los apellidos vascos. Ahora los apellidos son catalanes. Aquella película que me encantó y ésta que me ha gustado menos. Aquella era la incursión de una vasca en la Feria de Sevilla y la posterior respuesta del andaluz en Euskadi. Para mí fue una lección de pedagogía democrática. La rotura de un tópico que avanzaba que vascos y andaluces, pese a parecer tan distintos, no estaban tan distantes. Ahora le tocaba el turno a los catalanes.Y es que Koldo no admite que su hija Amaia (Clara Lago) se haya marchado
a Girona para casarse con un catalán (Berto Romero). Por eso, se
traslada a Catalunya para rescatar a su hija, lo que parece abrir una
problemática política. Pero el tema de la independencia es un simple
accesorio caricaturesco. Rosa Maria Sardà es la yaya y vive recluida en
una masía del Empordà, convencida de que Catalunya ya es independiente. El gang de Koldo en Madrid, a caballito de Rovira, para no pisar suelo español, es desternillante. Koldo borda su papel. Amaia en la misma linea y Dani sostiene el hilo conductor de la película. Bueno, no sé que decirte, pasas un buen rato, pero para mí, no tiene la riqueza comunicativa, ni de ningún orden de la primera.
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