4 de julio de 2015

043.- LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER. Milan Kundera



El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive sólo una vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni de enmendarla en sus vidas posteriores.
            Querer a alguien por compasión significa no quererlo de verdad.


            Aquel que no piensa en el cuerpo se convierte más fácilmente en su victima.
            Ser madre significa sacrificarlo todo. Estaba la vivencia de una mujer que lo había perdido todo por su hija.
            Lo que ocurre necesariamente, lo esperado, lo que se repite todos los días, es mudo. Sólo la casualidad nos habla.
            Co-incidencia significa que dos acontecimientos inesperados ocurren al mismo tiempo, que se encuentran.
            Una chica que  tiene que servir acumula dentro de sí una reserva de vitalidad que no podrían ni soñar las personas que van a la Universidad y bostezan en las bibliotecas. Lo que diferencia a la persona que ha cursado estudios de un autodidacta no es el nivel de conocimientos, sino cierto grado de vitalidad y confianza en sí mismo.
            El sueño es una actividad estética, un juego de la imaginación que representa un valor en sí mismo. El sueño es una prueba de que la fantasía, la ensoñación referida a lo que no ha sucedido, es una de las más profundas necesidades del hombre.
            Es precisamente el débil quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil. Uno se percata de su debilidad y no quiere luchar contra ella, sino entregarse. Quiere ser aún más débil. Quiere estar abajo y aún más abajo que abajo.


            Mientras las personas son jóvenes y la composición musical de su vida está aún en sus primeros compases, pueden escribirla juntas e intercambiarse motivos, pero cuando se encuentran y son ya mayores, sus composiciones musicales están ya más o menos cerradas y cada palabra, cada objeto, significa una cosa distinta en la composición de la una y en la de la otra.
            Amar significa renunciar a la fuerza. Vivir en la verdad, no mentirse a sí mismo, ni mentir a los demás, solo es posible en el supuesto de que vivamos sin público. En cuanto hay alguien que observe nuestra actuación, nos adaptamos y ya nada de lo que hacemos es verdad.
            El amor, cuando se hace público, aumenta de peso, se convierte en una carga.
            Los ojos son la ventana del alma.
            El amor es un combate. Combatiré todo lo que sea necesario. Hasta el final.

            ¿Qué es la coquetería?. Un comportamiento que pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es posible. La coquetería es una promesa de coito sin garantía.
            Los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también.

            Cuando alguien elige una carrera política, opta libremente por hacer del público su juez.
            Un asesinato se adelanta un poco a lo que Dios se hubiese encargado de hacer algo más tarde.
            Comprendió la felicidad de las gentes (hasta entonces siempre se había compadecido de ellas) que desempañaban una función a la que no se sentían obligadas por ningún “es muss sein¡” interior y que podían olvidarla en cuanto dejaban su puesto de trabajo. Hasta entonces nunca había sentido aquella dulce indiferencia. Cuando algo no le salía bien en el quirófano, se desesperaba y no podía dormir. Con frecuencia perdía hasta el apetito sexual. El “es muss seis¡” de su profesión era como un vampiro que le chupaba la sangre.
            El carácter único del “yo”  se esconde precisamente en lo que hay de inimaginable en el hombre. Sólo somos capaces de imaginarnos lo que es igual en todas las personas, lo general. El “yo” individual es aquello que se diferencia de lo general, o sea lo que no puede ser adivinado y calculado de antemano, lo que en el otro es necesario descubrir, desvelar, conquistar.
            La sexualidad sigue siendo la caja de caudales en la que está oculto el secreto del yo de la mujer.
            La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas.
            Lo que sólo ocurre una vez es como si no hubiera ocurrido.
            El amor es el deseo de encontrar a la mitad perdida de nosotros mismos.

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