Nuestro
viaje comenzó en la parada del autobús de Neptuno. Allí esperamos al
autocar que salió a las once de la mañana de este Sábado caluroso, día
11 de Julio.
Como acompañantes un libro, Economía sin corbata, de Janis Varoufakis, y unos capítulos de la serie televisiva que hace referencia a los vascos, Allí abajo, para ambientarnos. Os comentaré al final uno y otro.
Fue compañera de viaje hasta Santa Elena, Conchi, la guía de nuestro anterior viaje a Galicia
Paramos en Santa Elena a almorzar y desde allí proseguimos nuestro
viaje hacia Burgos, con una breve escala en las Ventas de Madrid, donde
paramos para recoger a más viajeros.
La
llegada a Burgos se produjo sobre las nueve de la noche, el tiempo
justo para ir a cenar por los numerosos bares que, a muy buen precio,
ofrecen su magnífica oferta culinaria. El Hotel muy nuevo y céntrico, un
cuatro estrellas genial.
La
salida hacia Euskadi marcaba el comienzo de una nueva etapa. Vitoria, la ciudad fundada a finales del siglo XII y que conserva un casco medieval en el que es posible hallar innumerable lugares de sabor tradicional, como la Plaza de la Virgen Blanca, y edificios históricos como la Catedral de Santa María.
Ajuria Enea, la casa residencia del lendakari, con Magu en su puerta.
Edificaciones de gran calidad y presencia impactante. 
Nuestra presencia en Vitoria estuvo marcada por una competición de triatlón que le dio mas festividad a sus calles y plazas.
Un detalle, que viene a confirmar que el peatón es el protagonista, la presencia de unas escaleras mecánicas enormes para acceder a la parte alta de la localidad.
Murales grafiteros de gran calidad es otra particularidad de la ciudad.
Continuamos nuestro recorrido hacia Bilbao, la metrópoli vasca más poblada, motor económico y punto de referencia cultural.
El hotel, en pleno centro, nos sirvió para unos minutos de relax y al camino otra vez.
Tiene su corazón en el Casco Viejo, más conocido como las Siete Calles y uno de los principales centros de ocio y comercio de la capital.
Destacar el Museo Guggenheim:diseñado por el arquitecto norteamericano Frank O. Gehry, el edificio presenta una vanguardista arquitectura que le convierte en un símbolo de la capital vizcaina.
El Estadio de San Mamés completamente remodelado, precioso.
La famosa Basílica de Begoña.
Guernika,
una de las localidades más emblemáticas del País Vasco, nos esperaba.
La Casa de Juntas del Señorío de Vizcaya, de ingrato, pero gallardo
recuerdo para el anterior rey Juan Carlos, por el abucheo con que fue
recibido y el histórico árbol de Guernika, toda una lección para aquella
historia que tenemos prohibido repetir.
Bajo él se congregaban los vascos para decidir sobre los intereses de la comunidad.
Continuamos hacia Bermeo, villa marinera cuyo puerto conserva todo el tipismo pesquero.
El euskera es una lengua muy difícil. Desconocidos sus orígenes se remonta en el tiempo hacia lo desconocido. No tiene ninguna relación con las lenguas latinas que son vecinas suyas. He aquí un texto, y su traducción, que muestran su dificultad.
Continuamos por uno de los enclaves pintorescos, y de una riqueza paisajística extraordinaria, la más importante de la costa vizcaína.
Desde un mirador, contemplamos Gaztelugatxe, un islote unido al continente por un puente de dos arcos. Sobre la isla hay una ermita dedicada a San Juan que data del siglo X, por curiosidad decir que aquí celebró una de sus bodas la presentadora de TV Anne Igartiburu.
De vuelta a Bilbao. Se trataba ahora de hacer una visita al interior del Museo Guggenheim para visitar dos exposiciones escultóricas que se están celebrando en la actualidad.
Cansados regresamos al hotel para cenar y reponer fuerzas ante la próxima jornada que se avecinaba apasionante.
Salimos hacia San Sebastián, la ciudad que se extiende por una bahía de arena blanca entre los montes Urgull e Igeldo. Un caserío pesquero, un ensanche señorial y modernos barrios convierten a esta ciudad en una de las más atractivas del litoral cantábrico y posiblemente de nuestro país.
Pincha aquí.- San Sebastián.
Es necesario subir al monte Igeldo para acercarse cielo.
El Palacio de Miramar, sede de cursos de verano, antigua residencia real, jardines fantásticos y libres para pasear por ellos, ofrece unas vistas fantásticas de las tres principales playas de Donostia.
Los pintxos son las tapas del país vasco, lo mismo que aquí, pero cobrándolas. Es cierto que hay un gran surtido y muchos bares se esmeran en su presentación, pero lo dicho, si tienen gente, ganan un pastón, porque hay mucho margen.
Nos fuimos, bien comidos, camino de Hondarribia, la antigua Fuenterrabía,ciudad asentada sobre la desembocadura del río Bidasoa, de larga tradición marinera y turística de la costa guipuzcoana cuyo casco histórico amurallado, repleto de edificios señoriales, ha sido declarado Monumento Histórico Artístico.
De vuelta a casa pasando por el Restaurante-Hotel de Arguiñano en Zarauz, con vistas a la bonita localidad de Guetaria,con forma de ratón, donde se rodó parte de la divertida película "Ocho apellidos vascos".
Hoy nos sumergimos en el corazón
de los mágicos valles de Guipúzcoa, donde la naturaleza envuelve tres monumentos religiosos de estilos artísticos distintos que forman la conocida como la "ruta de los tres templos". Comenzamos en Azpeitia y en su más famoso edificio: el Santuario de Loyola, del siglo XVII,una de las construcciones barrocas más singulares del mundo.
Este santuario fue levantado en honor a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús.
Muy cerca se encuentra Zumárraga, ciudad con un rico patrimonio artístico en el que destaca la Ermita de Santa María la Antigua.
La cripta primitiva.
La última parada de la ruta se situa en Oñati, donde se levante el Santuario de Arantzazu, rodeado de un bosque de encinos centenarios y enmarcado dentro del arte religioso contemporáneo y lugar de dovoción. Aquí comimos antes de seguir el camino de regreso.
Antes de regresar a Bilbao, visitamos el Puente Colgante de Vizcaya, inaugurado en 1893 y Patrimonio de la Humanidad, puente transbordador más antiguo del mundo, aún en pleno funcionamiento, que atraviesa el río Nervión, uniendo las localidades de Portugalete y Getxo.
Pincha aquí.- Transbordador.
El tranquilo regreso al Hotel nos permitió descansar un poco y contemplar la ruta de la ría, sin duda el futuro turístico de Bilbao y no es otro que el recorrido de la antigua zona industrial y sus proyectos de reconversión en centros turísticos.
Ya nos despedimos de Bilbao. Salimos hacia La Guardia, la localidad más importante y bella de "La Rioja Alavesa", famosa en todo el mundo por sus vinos y por ser la cuna del fabulista Samaniego. Todo el caso urbano está rodeado de murallas, construidas a comienzos del siglo XIII. Merece la pena callejear por La Guardia; todo su nucleo ofrece un indudable interés artístico e histórico.
Campos y campos de viñas y más viñas.
En la plaza para ver el famoso reloj, a las doce.
Pincha aquí.- El reloj
Un retablo policromado muy importante.
Un conjunto escultórico al aire libre como homenaje al paseante.
Y la continuación hacia Madrid a donde llegamos con un calor sofocante al Hotel Holiday Inn, en la calle de Alcalá. Apenas salimos para tomar algo.
Al día siguiente salimos hacia Granada,el viaje estaba terminando.
La estación de Atocha nos despedía a nuestro paso.
pero el calor estuvo presente hasta que llegamos a nuestro destino. Al bajar del autobús, nos íbamos a derretir.
Granada, como siempre tan bella, y....en esta ocasión, tan calurosa.
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