12 de diciembre de 2015

052.- EL VENENO DE NAPOLEÓN. E. Díaz Conde.


Cuando el 15 de Octubre de 1840 se exhumaron los restos de Napoleón Bonaparte, el hecho de que su cuerpo se hallara intacto causó una honda conmoción. El perfecto estado de conservación se debía, según algunos, a los efectos del arsénico ingerido. Según otros, Bonaparte falleció a causa de un cáncer. En cualquier caso, su muerte continúa siendo un enigma…
En los albores de la Revolución francesa, durante una fría noche de diciembre, un recién nacido es abandonado en uno de los prostíbulos más afamados de París. Años después, el “niño sin nombre” partirá hacia Nueva Orleans, donde se convertirá en el más legendario y temido envenenador de la época gracias a las enseñanzas de Grand perle, una experta en el arte del vudú y los venenos. Pero un día el joven recibirá el encargo más peligroso y arriesgado de todos: envenenar  a Napoleón.
Esta novela esconde secretos, intrigas, venganzas y una pasión amorosa más allá de la muerte, y narra los últimos días de un Napoleón que jamás figurará en los libros oficiales.
·         A  menudo los sucesos que orientan la vida de los hombres irrumpen de modo casual
·         Tú, como muchos otros, tomáis aquello que se os da como si os perteneciera desde siempre; pero nada os pertenece. Las cosas hay que robárselas al prójimo. Ganamos algo a costa de lo que pierde otro. Incluso el afecto. Todos amamos contra alguien. La vida, sé de qué hablo, es más puta que nuestro viejo oficio.
·         Una fantasía es un deseo que no se alcanza. Se si obtuviera dejaría de ser un deseo, y entonces buscarían otro, aún más inalcanzable, más difícil de lograr, para poder seguir así, fantaseando.
·         Su salvación fue haber llegado al límite, puesto que, en circunstancias extremas, ¡Quién no está dispuesto a aceptar que irrumpa lo extraordinario en su vida?
·         Los sentidos, los sentidos, nada más que los sentidos, eso es lo único que cuenta en realidad. El instinto es la ciencia, el instinto es lo que da la medida del poder verdadero.
·         Tan sólo esto importa: la grandeza de tu corazón se mide en términos de compasión. ¿Cuánta es capaz de albergar? Y, en consecuencia, ¿eres tú merecedor de que otros te perdonen a ti? Los espíritus son la prueba del alma inmortal, esa parte de ti a la que te ciegas, embrujado como estás por la razón.
·         Al final solo cuentan los hechos. Y el hecho es que ayudar a que un moribundo deje de sufrir es un acto de nobleza. No siempre quitar la vida es una iniquidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario