26 de abril de 2015

913.- MARTA EN HUÉSCAR.-(Abril.15)

El Miércoles fui a Huéscar. Todavía no conocía ni la casa de Marta, ni su lugar de trabajo. Por una u otra razón esto se había ido demorando y las ganas de saber y el poder estar un rato con ella, acompañándola y sintiendo su cariño, me decidieron.
La carretera es muy buena, por ello se hacen más cortos los 150 Km aproximados que separan Granada de la localidad donde trabaja. No hay problema para llegar, si acaso, ya en el pueblo, la señalización para la Residencia podía ser un poco mejor. Os debo decir que no está en el nucleo urbano. Hay que desplazarse unos quince kilómetros por la carretera de Santiago de la Espada.
Este es el Cortijo original. La Residencia se levanta justo enfrente y es un edificio moderno. Puede gustar o no, pero es moderno y eficiente para el fin que se persigue.
Marta me enseñó las dependencias interiores y por supuesto su lugar de trabajo:



La buena sintonía con los internos era evidente y se apreciaba el cariño que despierta entre ellos.

Hay una ermita en la altura, cerca de la residencia.
El lugar es una gozada para la vista:




 Reflexiones del antiguo propietario acerca de algunos momentos de su agitada vida.

 A la vuelta, detalles en la Residencia sobre la actividad diaria.

 Y la hora de salir. Los trabajadores abandonan la Residencia y cada uno tiene organizada su vida de modo diferente:

Nosotros nos fuimos a comer, unos embutidos ibéricos y unas magníficas chuletas de cordero fueron el preludio de una siestecilla ya en la casa de Marta.
La casa está montada muy coqueta. El único inconveniente, una tercera planta sin ascensor y escaleras empinadas, nada para unos deportistas bien comidos. 
La casa de Marta ya la enseñamos en un video anterior.
El regreso con la misma tranquilidad que la ida. Ella se quedó trabajando y yo de vuelta a Granada.
Este fue el día de Huéscar que repetiremos sin duda.

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