El espacio físico, Teatro Alcalá, era una marco inigualable para esta representación escénica.
El desafío para recrear Priscilla en teatro es obvio-como tratar el autobús o las vastas extensiones del desierto- pero se consigue de manera muy lograda.
El abrir las mentes y los corazones de la gente en un sentido amplio e inesperado es otro reto que se plantea.
Sin esfuerzo transforma la homofobia en el homenaje a unos heroes que defienden el respeto a la diversidad en contra de la dureza del paisaje y la intransigencia del paisanaje.
A través de la elección de las canciones se pone de relieve la búsqueda del amor, el compañerismo y la defensa de la identidad de cada personaje.
Magnífica interpretación y compromiso de todos y cada uno de los componentes de esta magnífica compañía.
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